En esta segunda parte, algunos relatos y descripciones. Se recomienda comenzar por la entrega anterior, también publicada en esta web y realizada en exclusiva para ella.
3.2. Los seres sombra o gente de las sombras
El 25 de febrero de 2004, Art Bell, el conocido locutor de temas paranormales en Estados Unidos, recibió una llamada alarmante proveniente de uno de sus radioescuchas en el estado de Arizona (EUA). El hombre, cuyo nombre no fue dado a conocer, pasó a describir una situación alucinante en una voz pausada y muy controlada. Algunas noches antes de llamar al programa, él y su hermano habían estado sentados al frente de su casa-remolque en las afueras de la ciudad de Tucson, disfrutando de una noche estrellada y cálida mientras que consumían algunas cervezas. Poco después, vieron correr a un coyote, seguido por otros, como si huyeran de algo. Los hermanos fueron por sus fusiles, temiendo que la repentina llegada de estos cánidos resultara en estragos al gallinero de su propiedad. Internándose en la oscuridad de la noche desértica para cazar a los intrusos, se dieron cuenta que había personas caminando sigilosamente entre las piedras y los árboles de la región – el motivo por el cual los coyotes se habían dado a la fuga. Los dos hermanos decidieron treparse a sendos árboles para ver qué iba a suceder, pensando que se trataba de emigrantes ilegales que cruzan la frontera no lejos de la zona, pero nunca tan cerca de su vivienda.
“Pensamos que estábamos viendo las sombras de los caminantes,” explicó el radioescucha, “pero al momento nos dimos cuenta que no eran sombras, sino siluetas con vida propia que marchaban por la noche.”
Pero el grupo de sombras que transitaban por la tierra al pie de los árboles era sencillamente la avanzada de un grupo más grande—“como una ola de mar” cuyo paso podía sentirse en la noche. El radioescucha explicó que por nada del mundo hubiera encendido la linterna que llevaba consigo, mucho menos abrir fuego contra las extrañas presencias que siguieron su rumbo sin prestar atención a los dos hombres.
¿Qué pudieron haber sido esas extrañas formas, cuya descripción hace recordar tan poderosamente a la nube negra de orcos muertos que envuelve a Gandalf y al rey de Rohan en Las Dos Torres de J.R.R. Tolkien? Más inquietante aún, ¿hacia dónde se dirigían, y con qué propósito? La tradición bíblica siempre ha dicho que los desiertos son el lugar reservado para los espíritus impuros.
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“C.B.” de la ciudad de Montgomery, Alabama (EUA) recuerda una experiencia espeluznante ocurrida en el verano de 1985 mientras que él y su esposa dormían sobre un colchón de agua en su recámara. La pareja escuchó el retintinear inesperado de unos colgantes en su salón, y poco después una presencia entró a su habitación—una cosa malformada que parecía no haber completado su transmogrificación del todo.
“Era una cosa alta, y sus brazos no podían verse bien definidos”, escribe el testigo. “Dentro de unos segundos, había adoptado una forma nueva. La cosa era mucho más oscura que la oscuridad que imperaba en el cuarto. Aquello se quedó ahí por unos 30 ó 40 segundos mientas que nosotros no reaccionábamos en absoluto. De repente, se internó deprisa en la pared justo al lado de nuestro lecho”.
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En fechas recientes la página “Paranormal Phenomena” de Stephen Wagner (www.about.com) hizo mención de un caso sucedido en el estado de Nueva Jersey en una casa suburbanita de este estado-alcoba al oeste de la ciudad de Nueva York. El testigo, identificado sólo como “MSF”, cuenta que poco después de haberse mudado a dicho inmueble, sus hijas se quejaban de que “algo” podía verse en movimiento en el sótano, que utilizaban como lugar de juego. La silueta parecía vivir en el techo del espacio subterráneo en cuestión, cerniéndose sobre las chiquillas. Poco después, MSF convirtió el sótano en taller y pudo constatar que sus hijas no le mentían: el espacio estaba lleno de sombras negras en movimiento constante a lo largo de uno de los muros. “Nunca las vimos en ninguna otra parte de la casa aparte de esa, pero aún cuando no nos era posible verlas, estábamos muy conscientes de su presencia. Algunas parecían ser malévolas. Años después, me fue necesario decirles que su presencia no era bienvenida y parecieron alejarse por algún tiempo.”
Según las declaraciones de MSF, tuvo la oportunidad de tener un “encontronazo” con una de estas perturbadoras siluetas mientras que iba de paso a la cocina, llegando a pensar que un intruso había irrumpido en su hogar: “Todo sucedió muy deprisa. La luz no penetraba la silueta como lo hubiera hecho con una sombra—era fornida y con cabeza, pero sin facciones, y con hombros, brazos y torso. Desapareció tan repentinamente que no pude verle ni piernas ni pies. Pude detectar que la sombra estaba tan sorprendida como yo, y que no había esperado ser vista”.
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Los testimonios anteriores se refieren a los “Seres sombra”, “Gente de las sombras” o “Shadow People”, como también se los conoce. Su fama ha llegado hasta a Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Gente_sombra), debido a que el fenómeno tiene una magnitud considerable.
No existe consenso respecto a su origen y al motivo de su presencia. Por supuesto, las asociaciones de las sombras con el fenómeno OVNI no podían hacerse esperar: algunos testigos han ofrecido la posibilidad de que la reciente “invasión” de sombras negras represente la nueva oleada de seres extraterrestres que ha sustituido a los “grises” que tanto furor causaron en la década de los ’90.
En esos años, precisamente, el escritor Michael Lindemann entrevistó a varias personas cuyos padres habían trabajado para el sector de la industria bélica de los Estados Unidos y que comentaron que sus familias se habían visto “plagadas” por fenómenos paranormales como consecuencia de dicha asociación. En su libro UFOs and The Alien Presence (1995) Lindemann plasmó la historia de “Marty”, de 31 años de edad, cuyas experiencias con siluetas fugaces, que sólo podía distinguir con el rabillo del ojo, se produjeron a partir de su vinculación a proyectos “negros” relacionados con la aviación militar.
“Pienso que hay una presencia alienígena en esto… durante siete años, desde que comencé a trabajar con los aviones, cosas raras se vienen sucediendo en mi hogar y a mi alrededor. Mueven cosas, abren y cierran puertas, me desaparecen las llaves… durante mi ausencia del hogar”, comenta “Marty” al escritor Lindemann, “mi esposa ha experimentado los mismos movimientos en la casa – libros que estaban en los anaqueles aparecen sobre una mesa y las puertas se cierran solas.”
“Marty” explicó que su trabajo con proyectos de alto secreto le ha puesto en contacto con muchos militares que afirman haber experimentado lo mismo. Los soldados destacados en Pearl Harbor, Hawai, usaron la palabra nativa huna para describir el fenómeno. Los “mini-huna” son responsables de la desaparición de objetos, el movimiento inusual de objetos, etc. “Es algo que ocurre fuera del alcance de la vista.”
Por extraña que pueda sonar esta posible asociación entre los ovnis y las siluetas oscuras, debemos recordar que muchas víctimas de experiencias de secuestro por ovnis o testigos de encuentros cercanos del primer, segundo y tercer tipo suelen quejarse del componente “paranormal” que caracteriza sus experiencias, y que suele producirse después del evento.
Las misteriosas sombras también han sido asociadas con viajeros interdimensionales, cuya aparición se produciría en nuestro medio como sombras.
Otra teoría, más inverosímil que las otras, sería que ya comienzan a sentirse los estragos del mal manejo de las energías sutiles por agencias secretas de los gobiernos – proyectos como el calentador atmosférico HAARP, por ejemplo – que han resultado en una especie de dilución de la barrera, por así llamarla, que separa al mundo físico del mundo de lo paranormal, proceso que tuvo su comienzo con la detonación de la primera bomba atómica en 1945 y que continúa hasta nuestros días. Los estudiosos de la ufología y lo paranormal pueden afirmar a ciencia cierta que los fenómenos extraños se han redoblado en años recientes y que el misterio ha llegado a formar parte de la vida cotidiana de muchos. ¿Será que las fugaces siluetas que atormentan a muchos representan, efectivamente, una nueva intrusión en el mundo físico? Aún no tenemos suficientes elementos de juicio sobre dichas extrañas presencias, y los años venideros serán de gran importancia para nuestra comprensión del fenómeno.
En todos los casos se afirma lo mismo; son siluetas oscuras, que se ven sólidas al tacto, similares a sombras pero mucho más oscuras que éstas. La mayoría de los reportes de gente de sombras los relatan como siluetas humanoides negras, sin ojos o boca. Se les describe generalmente como faltos de masa, aunque su naturaleza específica varía de bidimensional (como una sombra) a vaporosa o distorsionada. Su movimiento a veces se reporta como muy rápido y sin orden, o "tembloroso", en el sentido de que primero parecen moverse como un fluido (espeso, similar a gelatina en lugar de agua), y rápidamente "brincar" a otra parte de los alrededores del testigo.
Algunos testigos describen este movimiento como si las entidades de sombras "bailasen" de una pared a otra. No desaparecen con la luz, simplemente, en muchos casos siguen su ruta, como ajenos por completo a la presencia de los observadores. Algunos testigos no reportan haber sentido temor sino sorpresa, mientras que otros se sintieron francamente acechados por las presencias. El contacto visual es raramente reportado, pues las criaturas desaparecen con rapidez, o son vistas de reojo, algunas veces en espejos.
3.3. Hat Man
Hat Man o El Sombrerero es una entidad que logró reconocimiento a partir de numerosos relatos de testigos, más del 50% de ellos niños, fenómeno bien estudiado por los investigadores de estos casos. Muchos de estos comenzaron viendo la figura en su infancia y continuaron encontrándose con ella, de manera ocasional, a lo largo de su vida. Se lo describe como una silueta oscura, sin rasgos, pero vestida como un detective, con algo como un largo abrigo y un sombrero estilo Fedora. Es una entidad que simplemente está ahí, casi indiferente a presencias humanas, aunque se desvanece con rapidez, sin atacar ni molestar, quizás por no formar parte de su naturaleza, no poder hacerlo o simplemente ser incapaz de detectar a los humanos.
Desde el principio fue conocido como el Hombre del Sombrero o Sombrerero, pero enseguida, estudiando los casos, se hizo necesario diferenciarlo de otra entidad de características externas similares, pero hostil y agresiva: The Tall Hat Man.
Hat Man pareciera tener especial predilección por los cuartos de los niños, y su presencia abrumadora se da por las noches, generalmente en la penumbra de la habitación, aunque hay testigos de su aparición a plena luz del día.
3.4. Tall Hat Man
Esta es una entidad distinta y frecuentemente los testigos reportan sentir un terror absoluto al ver a este ente particular. Muchos han asegurado que esta entidad se alimenta de su terror y no se desvanece, simplemente se retira caminando como lo haría cualquier persona normal. Esta sombra tiene substancia (es decir, hay quien lo ha tocado) y muchos investigadores paranormales creen que esta entidad debe ser estudiada y se le debe prestar la atención, puesto que es algo mucho más malévolo.
A diferencia del Hat Man primario, el Tall Hat Man sí muestra rasgos definidos en algunos encuentros:
- Ojos rojos o amarillos. Incluso llega a parpadear.
- Ropa definida, similar a la de un detective (gabardina, traje de tres piezas).
- Facciones (se le ve una nariz definida, orejas o su perfil está bien definido).
- Un reloj de bolsillo.
- Gafas redondas y que reflejan la luz, aún si no hay una fuente lumínica evidente.
Algunos testigos reportaron ataques físicos, con huellas de moretones, arañazos o heridas similares a quemaduras. Es hostil en todos sus encuentros, en ocasiones acercándose a las víctimas, aparentemente para lastimarlas. Tall Hat Man no pareciera tener preferencia por niños o adultos.
El fenómeno es curioso por ser multicultural y atemporal. Los testigos que se han encontrado con estas entidades vienen reportándolas desde el siglo XVIII, aproximadamente y muchos de estos relatos han quedado plasmados en algunas obras de ficción o terror, o en relatos transmitidos de manera oral, a lo largo de Europa y en todo el continente americano. Si bien se sospecha que el agregado de ciertos detalles, como gafas, es mucho más reciente, el resto de los detalles es extrañamente coincidente.
3.5. Entidades demoníacas o maléficas
La palabra es originalmente un término griego que indica a un espíritu sabio, tutor. En el cristianismo, demonio se confunde a menudo con el diablo ya que la palabra califica a los malos espíritus o entidades maléficas. La distinción precisa entre los dos términos se ha hecho por uso eclesiástico, como puede verse en una frase del decreto del Cuarto Concilio de Letrán: “Diabolus enim et alii daemones” (El Diablo y los otros demonios), es decir todos son demonios y el jefe de ellos es, a criterio del Concilio, el diablo (?). De acuerdo con el paradigma judeo-cristiano, originalmente fueron concebidos como ángeles, sufrieron una caída en desgracia hacia el averno, como castigo a su soberbia y arrogancia y desde allí se manifiestan para atormentar a las personas; es decir, son una creación divina salida de control. Para los musulmanes constituyen una hueste malvada, conocida como djinns. Nosotros y a los fines de una mejor comprensión del fenómeno, vamos a considerar “demonio” a entidades hostiles y de difícil control, con ciertos rasgos característicos, que se mantienen ligadas a un espacio particular y con frecuencia se aprovechan de la debilidad de algún ser humano de ese entorno, a quien molestan y toman como vehículo por un corto período de tiempo. No buscaremos relacionarlas con ningún sistema de creencias, aunque suelen ser percibidos por personas creyentes de la fe cristiana.
Pocos son los que pueden decir, sin faltar a la verdad, que han tenido contacto o trato con poderosos demonios como los mencionados en las Claves Mayores y Menores de Salomón. Estas entidades parecieran habitar un sector separado, de difícil acceso a los paseantes astrales habituales, y de igual modo, poco se inmiscuyen en las actividades humanas habituales. Por otra parte, se presentan bajo contadísimas ocasiones, previo ritual de evocación, si es que son los aludidos y no alguna entidad menor actuando como impostora.
Quienes estudian estos fenómenos indican que bien podrían identificarse con estados internos proyectados en forma de entidad hacia el exterior, de modo que al observarlos sólo estamos contemplando un sustrato inconsciente personal, es decir, nuestros propios odios, rencores y resentimientos, nuestra propia maldad y que, aún cuando puede volverse contra nosotros mismos, no se trataría más que de un auto-ataque por proyección. El mecanismo de corporización de estos contenidos inconscientes es lo que presenta fallas para ser asumida como parte de una teoría psicológica, aunque se sabe que algunos sujetos, bajo condiciones particulares como estrés, pánico y otras, experimentan alucinaciones sensoriales que podrían explicar el fenómeno.
Muchas son las historias de conjuros, pactos e invocaciones dirigidas a estas entidades; la famosa Tabla Ouija tiene mala fama como catalizadora de demonios y otros seres malignos. Con bastante frecuencia la supuesta presencia demoníaca en una casa está determinada por la práctica de cierta magia sin las debidas precauciones.
En la verde y montañosa Virginia Occidental, cuna del “hombre polilla” y del “monstruo de Flatwoods”, un grupo de adolescentes—los protagonistas casi por excelencia en tales relatos—tendría un encuentro cercano con una de estas entidades.
Corría el mes de julio de 1989 y Suzanne Ocheltree, la joven gerente de un McDonalds en la comunidad de Sago, estaba a punto de cerrar el establecimiento con cuatro de los empleados que eran sus amigos. Este grupo a menudo se dedicaba a hacer camping en las cercanías e investigar las maravillas naturales de su estado. Sin más, Ocheltree y sus amigos decidieron ir a dar una vuelta por Red Rock Road al oeste de la población de Buckhannon a la 1 de la madrugada.
Entrevistada para el libro West Virginia UFOs (1994) Ocheltree recuerda que antes de ponerse en camino, se sintió invadida por una sensación de temor, segura de que “algo terrible les iba a suceder” si se empeñaban en visitar dicho sector a esa hora. Sus compañeros trataron de calmar su preocupación y el grupo se bajó del coche al llegar al prado dominado por una antigua granja abandonada.
“Sabes que ahí espantan”, dijo uno de los chicos de su grupo jocosamente, dirigiéndose hacia la estructura que apenas podía verse en la oscuridad.
Entre risotadas y comentarios de mal gusto, el resto del grupo subió la cuesta hacia la destartalada granja. Suzanne se había resistido inicialmente a formar parte de la expedición a la ruina, pero prefirió no quedarse sola al lado del coche.
“Fue entonces que escuché como regresaba corriendo el chico que se había adelantado al resto del grupo”, explicó la mujer al investigador Bob Teets. “Volvió corriendo con el rostro blanco y los ojos desorbitados, gritando que algo lo perseguía, que le pisaba los talones. Todos miramos a la dirección indicada y pudimos ver una forma oscura, de unos dos metros de alto, con la forma de un hombre alto. No podía vérsele la cara ,pero tenía unos enormes ojos de color verde fosforescente”.
Los cinco visitantes dieron la vuelta y echaron a correr, saltando sobre verjas derrumbadas y evitando obstáculos que eran casi imposibles de ver en la oscuridad. Mientras huían, explicó que la sombra negra parecía seguirlos, aunque sólo resultaba posible ver los enormes ojos verdes.
Internándose en el coche y abandonando el lugar maldito a toda prisa, Suzanne Ocheltree recuerda que hicieron el viaje de vuelta al estacionamiento del McDonalds en absoluto silencio, pero al llegar a su destino, ella no pudo sino exclamar que no podía bajarse del coche sin saber primero que todos habían visto lo mismo que ella. “Verdaderamente no sabemos lo que fue, pero sentimos miedo, mucho miedo. Había una sensación de maldad en la zona… después del incidente, llegué a escuchar relatos sobre adolescentes que realizaban prácticas satánicas en la región. Se dijo que las paredes de la granja arruinada ostentaban emblemas satánicos y que la policía tuvo que investigar”.
La experiencia de Susan Ocheltree no es única. Otras personas en otras partes del mundo que han entrado –sin saberlo—en lugares empleados para prácticas de magia negra se han encontrado a menudo con “guardianes” de corte sobrenatural que parecen vigilar la zona. En este caso, el protector de los secretos de la granja abandonada lo era una sombra negra… ¿un demonio, quizás?
Relatos y películas como El Exorcista nos han convencido de que el fenómeno es real; el dato de que, desde el año 2000 la Iglesia Católica ha formado a más de 200 sacerdotes como exorcistas, nos debería dar la pauta de que, al menos, alguien se toma muy en serio el asunto.
Por lo general, estas entidades presentan un aspecto más corpóreo que las anteriormente mencionadas, con rasgos definidos y un aura específica que indica malas intenciones o maldad a secas, algo que los testigos pueden percibir de manera contundente. Fenómenos paranormales se asocian a su presencia, ya que tienen la capacidad de levitar y arrojar objetos, encender fuego, cerrar y abrir puertas a distancia y hablar a sus víctimas. Las personas pueden sufrir ataques de parte de estos entes pero la mayor parte de las veces el hostigamiento se produce a través de sueños muy vívidos, que generan recurrentes pesadillas, que tornan paranoicos e inseguros a los sujetos que habitan espacios tomados por estas entidades. Ante su presencia, lo más seguro es buscar ayuda de alguien que conozca del tema… y mejor si es rápido.
Las casas donde se presenta este fenómeno suelen ser víctimas de violencia que se desata, aparentemente, con posterioridad a ser habitadas, lo que estaría demostrando que los demonios inciden en el comportamiento de quienes viven allí.
Los síntomas de que en nuestro hogar existe alguna de estas entidades suelen ser olores desagradables repentinos, visión de sombras que no pertenecen a nadie y se mueven, objetos que se caen o rompen en habitaciones vacías (o donde no se pueda demostrar la incidencia de otro causante, como el viento), ruidos extraños, voces claramente audibles, comida que se pudre con demasiada rapidez, presencia de insectos, como hormigas, moscas y cucarachas en cantidades sorprendentes, sombras fugaces en los espejos (suelen ocultarse ahí), ropa que huele mal al ser sacada del armario o ropero, objetos que se extravían sin causa aparente, manchas de humedad que no responden a cañerías rotas y en lugares donde es imposible que aparezcan (se dice que son portales dimensionales), plantas que se secan en interiores, aparatos eléctricos que se encienden o apagan solos, o que sufren de interferencias inexplicables, luces que parpadean de modo constante… Por lo general, estos síntomas no se presentan de manera simultánea ni en su totalidad; quienes poseen buena sensibilidad tienen, a veces, sensación de ser observados o, al acercarse a determinado lugar, sentir incomodidad o cierto recelo. Estas son sensaciones comunes, por sí solas no indican nada, pero es bueno tomarlas en cuenta.
Hay maneras de evitar que estas entidades se desarrollen y proliferen:
La parálisis del sueño aislada es un trastorno del sueño sorprendentemente común que se produce durante la transición entre el sueño y la vigilia, ya sea en los momentos previos a conciliar el sueño o en el momento del despertar. Quien la sufre, despierta bruscamente teniendo plena consciencia de sus pensamientos pero manteniéndose paralizado físicamente. Como si del síndrome del enclaustramiento se tratara, la persona se siente atrapada en su propio cuerpo.
Aunque puede abrir los ojos, no es capaz de emitir sonido ni mover músculo alguno, lo cual le genera una considerable sensación de angustia y de temor por estar sufriendo un episodio de una enfermedad grave. Por si fuera poco, al encontrarse en un estado de limbo entre el sueño y la vigilia, la persona suele padecer alucinaciones auditivas y visuales que generalmente coinciden en una intensa sensación de presencia y de movimiento en torno a su cuerpo indolente.
Este trastorno se debe a una intrusión anormal de un estado de REM (movimiento ocular rápido) durante un estado de vigilia: literalmente estás despierto, pero parte de tu cerebro sigue sumido en el sueño. Durante la fase REM, el cerebro inhibe el movimiento de la mayoría de nuestros músculos para evitar que representemos los sueños y nos lesionemos de forma involuntaria, de ahí la parálisis corporal. Suele manifestarse en contadas ocasiones en individuos con plena salud mental pero sometidos a altos niveles de estrés, cansancio y jet lag, que alcanzan la fase profunda del sueño con demasiada rapidez (antes de las primeras dos horas) y que acostumbran a dormir boca arriba. Descansar lo suficiente a menudo resuelve el problema. Sólo aparece de forma periódica en pacientes de ansiedad, trastorno bipolar, depresión y trastorno de estrés postraumático.
Los ataques a menudo implican sensaciones de terror, ira y de muerte inminente, ya que las alucinaciones suelen ser de carácter siniestro y malévolo. Es recurrente la visión de un ser grotesco que se sienta sobre el pecho y oprime la respiración. No existe, sin embargo, riesgo para la vida en ningún sentido, ya que nada de lo que vemos y oímos (e incluso olemos) es real, y la parálisis cede a los pocos minutos, normalmente a causa de un vasto esfuerzo por incorporarse o del contacto con otra persona que acude alarmada. Una vez despiertos del todo, es aconsejable levantarse y moverse; de lo contrario existe la posibilidad de volver a experimentar un estado de parálisis del sueño.
Esta cruel disfunción cerebral ocurre desde tiempos inmemoriales y probablemente sea la explicación a muchas de las experiencias paranormales que buena parte de la población asegura haber sufrido tras el ocaso.
Sin embargo… es un trastorno tan común, que para muchas personas es, sin dudas, un hecho de tipo paranormal y nada tienen que ver en su causa ninguna de las condiciones que se mencionan más arriba. Realmente están seguras de ser atacadas por entidades que se hacen presentes en su habitación. Este fenómeno es conocido desde el siglo XV y desde ese momento se llama a estos entes “visitantes de dormitorio”. Pese a las tranquilizadoras explicaciones de la ciencia, hay gente que desconfía de ellas y sigue sintiendo que hay algo más. Muchos, dispuestos a descubrirlo, graban con videocámaras sus noches, para poder pescar a los intrusos con las manos en la masa. Y si no, vean el siguiente video, donde un hombre que padece parálisis del sueño tomó la evidencia de que, quizás, no todo sea como la ciencia dice.
Bibliografía consultada:
Kardec, Allan - El Libro de los Espiritus
Sardom, S., Bagineski, B. - El Gran Libro de los Chakras
Dion Fortune - Autodefensa psíquica
Sagan, Samuel – Entes parásitos del cuerpo energético.
http://casiopeos.blogspot.com.ar/2011/06/entidades-astrales-personalidad.html
http://investigacioninsolita.com/2011/08/31/los-seres-de-sombra/
http://www.muyinteresante.es/salud/preguntas-respuestas/que-es-la-paralisis-del-sueno-201400500045
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