CUATRO
Nuestros “Yos” y Nuestros “Universos”
Para presentar de nuevo nuestra tesis en palabras distintas, la Incertidumbre, Indeterminación y Relatividad aparecen en la ciencia moderna por la misma razón por la que aparecen en lógica, arte moderno, literatura moderna, filosofía moderna y hasta en la teología moderna. En este siglo, el sistema nervioso humano ha descubierto su propia creatividad, y sus propias limitaciones.
En Lógica, por ejemplo, ahora no solo reconocemos proposiciones “insignificantes” sino también “Bucles Extraños” (sistemas que contienen una paradoja oculta) ambos de los cuales pueden infestar cualquier sistema lógico, como un virus invadiendo una computadora—pero estos “bichos” lógicos han permanecido, a veces por siglos, sin ser descubiertos.
Las personas se han asesinado entre sí, en guerras masivas y acciones de guerrillas, por muchos siglos, y continúan asesinando en el presente, a causa de Ideologías y Religiones que, manifestadas como proposiciones, no aparecen como falsas ni verdaderas para los lógicos modernos—proposiciones sin significado que parecen significativas para el lingüísticamente ingenuo. (Por ejemplo, mucho de este libro que intentará demostrar que cada oración que contiene la aparentemente inocente palabra “es” también contiene una falacia escondida. Esto provocará un shock, o parecerá una Herejía Loca, para aquellos americanos actualmente batallando en “demostraciones” rivales y actos de desobediencia civil sobre la cuestión de si un feto—o incluso un cigoto—“es” o “no es” un ser humano.)
Mientras tanto, en el Arte, Picasso y sus sucesores nos han mostrado que una obra, digamos, de escultura puede conmovernos más profundamente si tiene significados opuestos como nuestro dibujo de dos caras. Un clásico de Picasso me conmueve, por ejemplo, aún si puedo verlo como la cabeza de un toro o el asiento y el manillar de una bicicleta.
El Ulises de Joyce mutó la novela describiendo un día ordinario, no como una “realidad objetiva” en el sentido Aristotélico, sino como un laberinto en donde casi cien narradores (o “voces narrativas”) reportan todas versiones diferentes de lo que paso. Distintas realidades-túnel.
La filosofía y teología modernas han llegado a conclusiones resonantes como “No hay hechos, sólo interpretaciones”(Nietzsche) o “No hay ningún Dios y María es Su madre”(Santayana) o incluso “Dios es un símbolo de Dios.”(Tillich)
Todo esto resulta de nuestra nueva conciencia de nuestros “yos” como co-autores de nuestros “universos”. Como dice el Dr. Roger Jones en Physics as Metaphor, “lo que sea que estemos describiendo, la mente humana no puede separarse de sí misma.” Cualquier cosa que veamos, debemos ver, en primer lugar, nuestro propio “archivo mental”—la estructura del software que nuestro cerebro utiliza para procesar y clasificar impresiones.
Por “software” pretendo incluir a nuestro lenguaje, nuestros hábitos lingüísticos, y nuestra visión tribal o cultural del mundo—nuestras reglas del juego o prejuicios inconscientes—el tácito túnel de realidad que consiste en sí mismo de construcciones lingüísticas y otros símbolos.
En la vida diaria, el software de la mayoría de lectores de este libro consiste de categorías de lenguaje y gramática Indo-Europeo. En ciencia avanzada, el software incluye ambos y también las categorías y estructuras de las matemáticas, pero tanto en problemas de lavatrastos o problemas de reactores nucleares nosotros “vemos” a través de una red simbólica o semántica, ya que la matemática, como el lenguaje, funciona como un código que impone su propia estructura en la información que describe.
El pintor “piensa” (al pintar) en forma y color, el músico en frecuencias de sonido, etc. pero la mayoría de la actividad mental humana usa palabras la mayor parte del tiempo, e incluso especialistas como el matemático, el pintor, el músico, etc usa palabras en gran parte de su pensamiento.
Cualquier cosa que sepamos, o que creamos saber, acerca de nuestros “yos” y nuestros “universos”, no podemos comunicar nada sobre nuestros reinos internos o externos sin usar lenguaje o simbolismo—software cerebral. Para comprender este libro, el lector debe recordarse a sí mismo, una y otra vez, que incluso el pensar, e incluso en áreas especiales como matemática y arte, usamos cierta clase de símbolos para “hablar con nosotros mismos” o visualizar.
La única “cosa” (o proceso) exactamente igual al universo sigue siendo el universo mismo. Cada descripción, modelo, teoría, obra de arte, mapa, túnel de realidad, glosa, etc. son un tanto más pequeños que el universo y por lo tanto incluyen menos que el universo.
Lo que queda en nuestro continúo sensorial cuando no estamos hablando o pensando se mantiene no-simbólico, no-verbal, no-matemático—sino inefable, como dicen los místicos. Uno puede hablar poéticamente de un modo no-verbal de aprehensión como el Caos, como Nietzsche, o el Vacío, como Buda; pero “Caos” y “el Vacío” aún son palabras y la experiencia en sí se empeña en seguir siendo no-verbal.
En ese punto lo uno sólo puede decir correctamente, como Wittgenstein en su Tractatus Logico Philosphicus: “De lo que no se puede hablar, de eso hay que callar.” Los Maestros Zen solamente agitan o apuntan con su bastón en el aire.
Cuando dejamos lo no-verbal, cuando volvemos a hablar o pensar, forzosamente hacemos mapas o modelos simbólicos, que no pueden, por definición, igualar en todos los aspectos a los eventos en el espacio-tiempo que representan. Esto parece tan obvio que paradójicamente nunca pensamos en ellos y por tanto tendemos a olvidarlo. No obstante, el menú no sabe a la comida, un mapa de Nueva York no huele como Nueva York (gracias a Dios), y una pintura de un barco en aguas tormentosas no contiene al capitán y la tripulación que tienen que lidiar con barcos reales en tormentas reales.
Toda clase de mapas o modelos también demuestran, bajo examinación, la personalidad o “amueblado mental” de su creador, y, en menor grado, de los sistema sociales y lingüísticos del creador—o su entorno semántico.
Un navegante experimentado podrá notar pronto la diferencia entre una pintura de un barco hecha por alguien que ha trabajado como navegante de una pintura muy similar hecha por alguien que solo ha leído sobre navegación.
Muchas de las novelas u obras escrita durante 1930, que parecían “brutalmente realistas” entonces, ahora parece un poco evocador e “irreal” en algunos lugares, porque ya no vivimos en el ambiente semántico de hace 60 años. El Ulises de Joyce escapó a esta trampa al no tener ningún punto de vista en absoluto, para nada – su técnica de narrador múltiple da múltiples puntos de vista—así como los físicos post-Copenhaguistas escapan a lo que ellos llamas “modelo agnosticismo”, no aceptando que cualquier modelo por sí mismo es igual al universo.
Considere un mapa que trata de mostrar, no “todo” el universo, pero algo menos ambicioso – todo Dublín, Irlanda. Obviamente, el mapa tendría que ocupar la misma cantidad de espacio que Dublín. También tendría que incluir alrededor de un trillón de partes móviles por lo menos—un millón y medio de humanos, un número igual de ratas, algunos millones de ratones, quizá millones de insectos, cientos de billones de microbios, etc.
Para decirlo “todo” acerca de Dublín este mapa tendría que permitir que sus partes móviles continúen moviéndose por lo menos por 2,000 años, porque un pueblo (no siempre llamado Dublín) ha estado sobre el río Anna Liffey por ese tiempo.
Este mapa aún no contaría “todo” sobre Dublín, incluso hasta la fecha (excluyendo el futuro…) hasta que de alguna manera incluyera todos los pensamientos y sentimientos de los humanos y otros habitantes de esa área…
En este punto, el mapa todavía probaría ser inútil y bastante irrelevante a un geólogo, que quiere saber sobre la química y evolución de la roca y suelo en donde se sostiene Dublín.
Hasta allí llego el mundo “externo”. ¿Qué clase de mapa podría alguna vez aproximarse a decirle “todo” sobre usted?
Ejercicios
Coloque estos objetos en el suelo y haga que todos se sienten alrededor de ellos. Primero, divídalos en dos grupos – cosas rojas y cosas no-rojas. Observe cuantas veces surgen casos ambiguos (e.j., Un libro con cubierta roja y blanca ¿debería ir en la pila de cosas rojas o en la pila de cosas no-rojas?)
Divida los trece objetos en otros dos grupos—objetos útiles y juguetes. Observe cuántas ambigüedades se presentan. (¿El arte pertenece a los juguetes? ¿y la pornografía?)
Cada semana, y mientras el grupo continúe, permita que alguien más piense en otro dualismo y divida los trece objetos en dos pilas distintas de acuerdo con la nueva dicotomía.
Note que en casa caso donde dos objetos caigan en distintos grupos de acuerdo a un sistema dualista, caen en el mismo grupo de acuerdo a otro sistema dualista. (Ej., la madera balsa y la madera dura entrarán al mismo grupo si uno divide “objetos de madera” y “objetos de no-madera”, pero entrarán en grupos diferentes si uno divide “objetos flotantes” de “objetos que no flotan.”)
Nótese cómo el argumento aristotélico “Esto “es” A o no-A” aparece luego de que se hayan encontrado varios objetos que pertenezcan en el mismo lado de un dualismo, pero en lados opuestos de otros dualismos.
Algunas sugerencias para otros dualismos: “objetos educativos” y “objetos entretenidos”, “objetos científicos” y “objetos no-científicos,” “cosas buenas” y “cosas malas”, “cosas orgánicas” y “cosas inorgánicas”.
Observe cuántos dualismos creativos y extraños puede crear el grupo.
En este punto, un hecho obvio parece merecedor de énfasis especial. De hecho realizar estos ejercicios en un grupo, como es sugerido, enseña mucho más que simplemente leer al respecto.
Fuentes
Quantuum Psychology, How Brain Software Programs You and Your World Robert Anton Wilson First Edition 1990 Traducido por La_Calabaza
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