Es mi argumento que el rol de los muertos ha sido mayormente excluido de la magia occidental, en contraste con cada otra tradición en el mundo. En consecuencia emerge un tremendo vacío de comprensión, así como también pérdidas incapacitantes en términos de razonamiento, relevancia social, entendimiento comparativo y una variedad de otros aspectos. El empuje principal de mi argumento concierne a la corriente dominante de la magia occidental, como se deriva de los grimorios. También están implicados sus consiguientes efectos sobre la magia ceremonial de variados tipos en el periodo moderno. Las excepciones a mi crítica son encontradas mayormente en otras áreas de la magia occidental contemporánea, así como también en el folklore más antiguo, el espiritualismo y en otros sitios. Aunque importantes, estas excepciones están separadas de la corriente dominante de la magia ceremonial occidental, y su existencia no altera los puntos básico de mi tesis.
Como mis escritos intentan aclarar, la tradición de los grimorios tiene sus raíces, no en un mítico Salomón, sino en un trasfondo muy real en la Grecia antigua y el posterior mundo Helenístico. Aquí es donde el término goetia tiene su origen, y de donde deriva su contexto real. Algunos temas importantes han sido oscurecidos en la vida histórica de ésta, la más central de todas las hebras de la magia occidental.
El linaje literario de la tradición de los grimorios es cronológicamente los libros órficos, los papiros mágicos y la literatura bizantina que se deriva de ellos. Esta vertiente eventualmente tropezó con la cristiandad medieval y los neoplatónicos renacentistas. El impacto de ésto produjo los grimorios, y alteró la concepción original en variadas formas. Entre estas estuvo el uso de nombres bárbaros derivados de la cábala. Esto es prontamente comparable con el uso de nombres bárbaros en periodos anteriores, y presenta relativamente pocas dificultades mayores de continuidad. Una de tales dificultades es que magos modernos se han convencido que tienen que estudiar cábala para poder operar, y que pueden más o menos ignorar la herencia grecorromana completamente. Esto es algo que los magos renacentistas, inspirados por el acceso a la literatura helenística desde los mundos árabes y bizantinos, hubieran encontrado carente de sentido. Es también históricamente un absurdo; los grimorios salomónicos son fehacientemente una gran parte en nuestra herencia mágica, pero es igualmente importante entender sus raíces reales, y en algunos casos retornar a ellas.
Otra más drástica alteración fue el borrado casi total de referencias a los muertos como agentes activos en las operaciones mágicas. La iglesia fue a menudo mucho más acomodaticia con antiguas costumbres de lo que se ha pensado. Sin embargo, los antiguos ritos funerarios y la reverencia por los ancestros formó una gran excepción, eran demasiado paganos y demasiado vinculados a prácticas mágicas. Consecuentemente, gran parte de la Iglesia se hizo cargo de este aspecto de la existencia humana, así como también introdujo nuevas perspectivas ideológicas. Muchas de éstas son interesantes en sí mismas; por ejemplo el rol del purgatorio en permitir a la diáspora africana emplear marcos de referencia cristianos al adaptar sus tradiciones al nuevo mundo. En su mayor parte, sin embargo, los muertos fueron separados del conocimiento mágico de acuerdo a la nueva doctrina, con consecuencias negativas de amplio alcance. Se perdieron en gran parte los variados roles de los difuntos en la goecia arcaica. Textos como el Lemegeton reemplazaron a los muertos, principales agentes de la magia helenística, por ángeles caídos. Aparte de los ángeles celestiales y algunos otros, los espíritus de este tipo son en nuestros días vistos como los espíritus activos de los grimorios. En textos como el De occulta philosophia de Agripa, algunos de ellos llevan un nombre alternativo: demonios aéreos. Como he mostrado en mi obra Geosofía, este título apunta a su origen real en las tradiciones helenísticas. Este mismo apelativo designaba originalmente a los muertos en la goecia anterior al cristianismo. El Lemegeton no tiene ningún capítulo dedicado al importante tema de la necromancia. Que esto falte, mientras que hay un capítulo trivial en comparación sobre causar que un cazador falle en conseguir presa alguna, es ciertamente notable. Que es una omisión deliberada es sugerido por la presencia en el grimorio de posiciones lunares, días y horas planetarias apropiadas para conjurar a los muertos. Agripa recoge ceremonias mágicas de la era temprana de los grimorios. Aquí, los muertos, tanto como los espíritus de la naturaleza, son aún contados entre aquellos conjurados por los magos de su tiempo. Más o menos precisas instrucciones son dadas, y sugiere que los magos de su tiempo estaban involucrados en tales operaciones.
Aparte de tales indicaciones, los muertos parecen haber sido excluidos de los grimorios. Hablando en general, el único indicio de su estatus anterior en los grimorios es el fantasma ocasional que, convocado junto a su tumba, una horca o el escenario de un suicidio, es siempre de baja jerarquía y muy recientemente en comparación. En los sistemas más antiguos los muertos no formaban una categoría tan simple y denigrada, sino que estaban en una jerarquía con muchos paralelismos (o préstamos maquillados) con las de espíritus cabalísticos. Algunos se consideraba que tenían miles de años como difuntos, y no era necesario entrometerse con cadáveres en esos casos. Muchos eran magos o iniciados fallecidos, un importante ejemplo eran los dáctilos del monte Ida, reverenciados fundadores de tradiciones sobre las que toda tradición mágica occidental tiene sus más remotas raíces. Cuando consideramos cómo los supuestos demonios son tratados a menudo por los ocultistas modernos, este estatus anterior debiera al menos hacer que nos detengamos a pensar un momento. Los magos muertos, rebautizados como demonios posteriormente, puede que no estén muy contentos con sus posteriores contrapartidas.
En las formas anteriores de la tradición no hay precedente para la virtual ausencia de los muertos en los grimorios principales. Tampoco están ausentes en las demás tradiciones mágicas de todo el mundo, de las que podríamos aprender de manera más dispuesta. De forma extraña, el término necromancia se mantuvo, aunque metamorfoseado, posiblemente para ocultar la peculiaridad de este cambio, en el término nigromancia; escondiendo el cambio bajo el término adivinación negra lo cual no tiene ningún sentido en absoluto. Tampoco ha perdido sus asociaciones con la magia goética, aun cuando el vínculo entre ambas se ha vuelto en buena medida amorfo.
Es una situación extraña, que una buena parte de los magos preferirían quizás ignorar, ya que requiere replanteamientos y ajustes. Sin embargo, en realidad algunos de los cambios en la práctica son menores. Como Aaron Leitch ha señalado, los ritos del Lemegeton no son dirigidos a ningún espíritu en particular, sino que simplemente convocan a aquellos que puedan estar disponibles sin identificarlos. Hay de hecho un mundo de diferencia en las concepciones subyacentes en este libro, y aquellas de Ars Goetia.
Mayores dificultades surgen al ajustar la última a una perspectiva verdaderamente necromántica (y por lo tanto propiamente goética). Geosofía enfoca una fuerte y penetrante luz sobre este importante asunto olvidado. Es necesario por varias razones, la principal es que la magia goética es la única tradición continua genuina en todo el corpus de la magia occidental, y raíz de gran parte del resto. Es por lo tanto intolerable que el propio término sea malentendido como una referencia a un libro escrito miles de años después de que el término fuera acuñado. En esta forma equivocada muchos de los tal vez más importantes elementos de la tradición están completamente ausentes; siendo los muertos quizás el más importante de todos. La necromancia sobrevivió más visiblemente en las actividades de los curanderos, las costumbres populares y más tarde el Espiritualismo. Estas costumbres y creencias sin embargo no tomaron parte alguna en la síntesis de la Golden Dawn/Crowley, y están mayormente ausentes de los grimorios, aunque por razones diferentes. Esto, junto con un cierto prejuicio contra el Espiritualismo de parte de Crowley, y la relación ambivalente que tenía con la Teosofía, han tenido un dramático efecto sobre la síntesis moderna. Lo que podríamos llamar una escatología práctica bien desarrollada, está ausente de la tradición mágica occidental hoy en día, tanto entre modernos como tradicionalistas. Este es un componente tan fundamental y abarcante tanto en la religión popular como clásica que su ausencia, una vez notada, es verdaderamente extraña.
Una cláusula importante es que la tradición mágica occidental moderna es en gran parte producto del mundo angloparlante y protestante. Estas observaciones por tanto no son válidas en las tradiciones africanas o hispánicas, aunque la magia moderna está penetrando en el ocultismo sudamericano y viceversa. Vale la pena dar un paso atrás desde la magia moderna angloparlante y re-examinar el Ars Goetia antes de su estatus moderno. Esta deriva más que nada de sus conexiones con Mathers/Crowley, sea lo que sea que los tradicionalistas modernos puedan clamar sobre un foco que proviene desde antes de la síntesis de la Golden Dawn/Thelema. Ars Goetia tiene unos cuantos siglos de antigüedad, pero 1640 es relativamente moderno. Destaca también que manuscritos de este grimorio sólo existan en inglés. Así que no es especialmente antiguo y otros grimorios son más importantes en las culturas hispánicas, nórdicas, germánicas, y las antiguas colonias, etc. Es una parte no especialmente importante de un género mucho más amplio, en vez de una escritura única e universal; que es como los magos angloparlantes parecen tratarla en estos días.
La siguiente pregunta es ¿en todo caso, qué es la goecia? Es un término mucho más antiguo que 1640, y originalmente no tenía nada que ver en absoluto con ángeles caídos. Tenía mucho más que ver con los muertos: goecia y necromancia son (o al menos eran) términos parácticamente equivalentes antes de su uso popular en círculos recientes angloparlantes. El tratar con los muertos era central en la magia tardía grecorromana, así como también era importante en la religión pagana europea tardía. Es un hecho que las costumbres funerarias eran un campo donde la iglesia fue menos tolerante que con otras costumbres. Sea de manera consciente o inconsciente, corrientes heterodoxas dentro del clero alteraron la magia clásica en los grimorios para reflejar este cambio de énfasis: los muertos, en toda su variedad, fueron extirpados, y reemplazados por ángeles caídos (demonios). Es interesante destacar que los muertos que permanecen en la práctica de los grimorios son casi siempre de los niveles más bajos (criminales ejecutados, suicidios y otros fantasmas furiosos o inquietos), omitiendo ancestros, héroes y semidioses que fueron categorías importantes antes. La única excepción son los santos, generalmente omitidos por los paganos modernos que adaptan estas fuentes, y frecuentemente mal entendidos por los seguidores de los grimorios más convencionales. Como es mencionado arriba, otro término importante para espíritus malignos en la magia occidental es demonios aéreos. Si trazamos esto de vuelta hasta sus raíces griegas está estrechamente relacionado con los muertos como una categoría de tumultuosos pero no siempre malignos (veáse Plutarco o Jámblico). Esta conexión ha sido suprimida en la tradición de los grimorios tal como la heredamos. De esta manera, aparte de los ángeles de magia segura o permitida (sic), los espíritus de los grimorios son llamados malignos e identificados erróneamente con ángeles caídos por razones mayormente teológicas sin conexión con la tradición mágica en sí misma a la que contamina. Esta mala identificación se vuelve aún peor en la influyente nueva redacción de la Golden Dawn y sus sucesores. Donde el término qliphoth es aplicado a espíritus (y magia) con poca sino ninguna conexión real con la cábala. Es por supuesto imposible forzar espíritus como Vassago dentro de tales categorías convincentemente. Tan sólo el rol secundario de los espíritus en la magia moderna hace que tales inconsistencias sean invisibles.
Que los ángeles planetarios y los demonios son dos caras de la misma moneda es más que nada un asunto de hechos históricos, y la naturaleza ambivalente de los arcontes ha sido ya citada. Incidentalmente, nótese la falta de rostro de la mayoría de los ángeles en los grimorios, comparada con la mucho más clara personalidad de los demonios. También nótese, como varios autores antiguos y modernos han observado, que los espíritus planetarios y otros astrológicos son tan comúnmente llamados demonios como ángeles. Son, en muchos sentidos, las mismas criaturas, forzadas a una camisa de fuerza dualista. Habrán problemas técnicos mientras continuemos cargando con esas lecturas a la goecia e imaginando que la cábala en vez de la magia clásica es la raíz principal de nuestras tradiciones.
Una comparación de la goecia antigua con las prácticas de las religiones tradicionales africanas es esencial para el crecimiento de la magia moderna, y no puede ser eludida sin desventajas. Su influencia se está volviendo inclusiva, y el potencial para una síntesis en la que podemos participar de manera significativa requiere que examinemos los orígenes reales de la magia occidental y la naturaleza de los espíritus. Así llegamos finalmente al corazón del asunto, el tema de la escatología. En la magia moderna estamos acostumbrados a atribuir varios espíritus y clases de espíritus a los peldaños de una escalera celestial, el principal ejemplo sería el árbol de la vida. Así también nos visualizamos a nosotros mismos ascendiendo esta escalera en variadas formas, ya sea en un viaje (trabajo de sendero), como etapas de realización (grados cabalísticos) y similares. Ambas son relativamente recientes en los términos con que son actualmente contempladas. Hace alrededor de un siglo los grados más altos del árbol eran vistos como sólo alcanzables después de la muerte (fue Crowley quien popularizó la idea de cruzar el abismo en vida). Así también una vez que examinamos las raíces de los trabajos de sendero o los viajes astrales por el árbol, se hace claro que son más un anticipo que el evento central. Esto nos lleva a considerar a los espíritus asociados con estos reinos (y a nosotros mismos) desde una perspectiva a la vez nueva e indeciblemente arcaica. Primero permítasenos reconsiderar el contexto delineado arriba: hay una clara conexión entre las ideas de un viaje y las de un proceso de realización a través de grados atribuidos a la secuencia de peldaños. Esto retrata un proceso evolucionario en el cual el estado postmortem es implícito en algunas etapas por lo menos. Una vez que esta información es añadida de nuevo a la ecuación podemos ver que los espíritus que ocupan estos reinos no son meros residentes pintorescos para la edificación de turistas astrales. Son seres en variadas etapas de evolución, entre los cuales podemos esperar ser catalogados en variados puntos de nuestra evolución futura.
Claramente toda la idea de un reino de espíritus y el trato con ellos, tiene una base escatológica que se ha perdido en la modernidad. El proceso evolutivo es uno en el que ambos, iniciados y espíritus por igual, tiene un interés muy real. Esto provee un contexto donde los espíritus tienen motivos para trabajar con nosotros. En el modelo moderno tal motivo está prácticamente ausente; son mostrados esencialmente como comerciantes o tenderos no remunerados que complacen a los magos por ninguna razón aparente más que la coerción. Esto es, en pocas palabras, filosóficamente insatisfactorio. Una vez que la magia occidental reconoce y se reconecta con el aspecto central olvidado de sus orígenes mismos, el ocultismo se vuelve más satisfactorio y significativo para practicantes y aspirantes, también para una comunidad más amplia.
Capítulo del libro El Testamento de San Cipriano volumen 2, de Jake Stratton-Kent publicado por Scarlet Imprint
Traducción por Juan Verde
Fuentes
The Testament of Cyprian the Mage Volume 2, Jake Stratton-Kent - Scarlet Imprint http://scarletimprint.com/books/testament-of-cyprian/
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